martes, 18 de junio de 2013

Los borrachos de mi vida

Ni siquiera adiós
Ocurre en silencio, la sangre, el hospital, el informe médico...o quizás es el silencio el que se apodera del vacío que deja un proyecto fallido, una vida que ya no verá la luz. No hay lugar para decir adiós, sólo ocho rayitas y tres informes, es todo lo que queda. 
Pero hay voces desconocidas en las que encontrar consuelo. Mujeres anónimas que han pasado por situaciones similares y conocen el dolor, la frustración y el desasosiego que va consumiendo el ánimo. Sus palabras consiguen avivar la esperanza de seguir adelante...

Amapola Blanca, sube al coche
Sus caminos se cruzaron cuando ella tenía 17 años y medio. Lo conoció en El Museo del Whisky. Era verano y había ido con unos amigos a disfrutar del Festival de Jazz de San Sebastián. Él estaba en la barra, tomando un whisky mientras tocaba una especie de teclado imaginario. La mandó a hacer puñetas en cuanto tuvo ocasión, no sin antes invitarla a una Coronita. Poco después de aquel encuentro lo reconocería en la foto del periódico como crítico musical.
El verano siguiente, después de los conciertos, volvió a dejarse caer por el mismo bar. Y lo encontró sentado en el mismo sitio, como si no hubiera pasado todo un año. Aquella noche se acostaron, fue la primera vez que lo hacía, con la peculiaridad de que además, por edad, él podría ser su padre...

Hasta el momento no había leído ningún libro de relatos de una autora tan joven como Nuria Labari (34 años). Los relatos del libro están protagonizados, en su mayoría, por mujeres. Como denominador común, en muchos se habla de la dificultad de mantener una relación afectiva ya sea con la pareja o con los padres. Hay veces en que la comunicación entre ambas partes se hace dificultosa, como si un muro físico impidiera expresar los sentimientos, que callados, acaban enquistando en el corazón. 

Nos encontramos con situaciones, en las que el amor se torna tumultuoso, incluso tan quebradizo que amenaza con romperse inevitablemente: el alcohol que propicia la violencia, el afán por intentar cambiar al otro, la frustración por ser incapaz de concebir un hijo, la falta de reciprocidad, la diferencia de edad y el peso de los acontecimientos. El libro también nos muestra familias desestructuradas por la separación de los padres,  el egoísmo y  la encarcelación de alguno de sus miembros.

En definitiva, creo que siendo el primer libro de relatos de la autora, el resultado ha sido bastante bueno. Me ha gustado el realismo y el enfoque de temas algo escabrosos y delicados como la violencia de género y el aborto (involuntario en este caso). Además me parece que retrata con maestría los obstáculos y sentimientos encontrados con los que hay que lidiar cuando amamos, circunstancias en las que puede que nos hayamos visto reflejados alguna vez.

Otros relatos que me han gustado y que recomiendo son: De cómo se quedan los que se van, Abre la puerta, Trapos amarillos y Los objetos perdidos también lloran.




Nuria Labari (Santander, 1969) es escritora y periodista. Estudió Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Ha trabajado en el portal digital elmundo y actualmente es la redactora jefe del portal digital de mediaset. Ha escrito un único libro de relatos Los borrachos de mi vida que obtuvo el VII Premio de Narrativa Caja MadridAquí tenéis su perfil en Facebook.

Como curiosidad la ilustración de la cubierta del libro es de Juan Francisco Casas.



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