jueves, 6 de junio de 2013

Encuentro con Andrés Neuman


Hace unos días Andrés Neuman estuvo en Logroño secundando la celebración del número 34 de la revista literaria Fábula. Después de una introducción en la que se habló de la revista, Andrés tomó la palabra para deleitarnos con un recorrido por los autores que han tenido gran trascendencia a lo largo de la historia. En primer lugar realizaba un análisis de las fotografías, a través del cual extraía una serie de rasgos de la personalidad del autor, que luego conectaba con la esencia y la temática de su obra. No podía perderme semejante acontecimiento así que asistí en compañía del club de lectura El Color de la Mirada

Voy a hacer un pequeño resumen, espero que os resulte interesante:

Garcilaso de La Vega (1503 - 1536)



En ambas fotos podemos ver que Garcilaso lleva la Cruz de Santiago en sus vestiduras. La segunda foto es la más simbólica puesto que muestra el ciclo de realimentación de lectura y escritura que se encuentra relacionado con el Soneto V:

Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribistéis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, por vos muero.


Sor Juana Inés de La Cruz (1651 -  1695)




Juana Inés de la Cruz destacó por ser una mente brillante y adelantada a su época, además poseía una impresionante belleza. En las imágenes en las que aparece como religiosa, su gesto es algo adusto, de suma concentración, además siempre aparece volcada en su obra (bien escribiendo o estudiando). La última foto es totalmente opuesta a las otras dos en cuanto a la estética, vemos que aparece con el pelo suelto y un vestuario que realza su cuerpo. También podemos observar que el gesto de la mano es relajado, incluso resulta sugerente, abierto. Y es que esta mujer deseaba por encima de todo ser reconocida y recordada por su obra en vez de por su grácil rostro:

Quéjase de la suerte

¿En perseguirme, mundo, qué interesas?
¿En que te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas,
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que vencida
es despojo civil de las edades
ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor en mis verdades
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.


Francisco de Quevedo (1580 - 1645)





Podríamos decir de Quevedo que era un hombre un tanto vanidoso, de hecho hay imágenes en las que se le caricaturiza. Suele aparecer con una corona de laurel, en reconocimiento a su gran obra y además su rostro es fácilmente reconocible ya que "puso de moda" los quevedos. Las consecuencias de sus deseos por ser aclamado y alcanzar la fama fueron plasmados en algunos de sus poemas:

Soneto IX

Si me hubieran los miedos sucedido
como me sucedieron los deseos,
los que son llantos hoy fueran trofeos:
mirad el ciego error en el que he vivido!

Con mis aumentos propios me he perdido;
las ganancias me fueron devaneos;
consulté a la Fortuna mis empleos,
y en ellos adquirí pena y gemido.

Perdí con el desprecio y la pobreza,
la paz y el ocio; el sueño, amedrentado, 
se fue en esclavitud de la riqueza.

Quedé en poder del oro y del cuidado,
sin ver cuán liberal Naturaleza
da lo que basta al seso no turbado.


Horacio Quiroga (1878 - 1937)





 La naturaleza es un tema recurrente en los cuentos de Quiroga y es que quedó prendado de la tierra de Misiones (Argentina) y de su selva. En la segunda imagen aparece como un joven vestido a la moda, de punta en blanco, con bigotillo, tanto la mirada como la postura transmiten seguridad en sí mismo. De hecho contrasta con las demás imágenes, en las que aparece despreocupado construyendo sus propias herramientas y remando en la barca. Podría decirse que es llamativo que quisiera dar la imagen de hombre de ciudad sobreviviendo en la selva. 

Una anécdota que resulta interesante es que Quiroga viajó a París, estuvo viviendo allí cuatro meses y al parecer le disgustó tanto su estancia (por aquel entonces podría decirse que París era "el centro" del mundo, se hallaba en pleno apogeo el florecimiento de movimientos culturales y artísticos) que prometió que nunca más volvería y así lo hizo.

Cuentos de la selva. Las medias de los flamencos

Cierta vez las víboras dieron un gran baile. Invitaron a las ranas y a los sapos, a los flamencos y a los yacarés, y a los pescados. Los pescados como no caminan, no pudieron bailar; pero siendo el baile a la orilla del río los pescados estaban asomados a la arena y aplaudían con la cola. 
Los yacarés para adornarse bien se habían puesto en el pescuezo un collar de bananas y fumaban cigarrillos paraguayos. Los sapos se habían pegado escamas de pescado en todo el cuerpo; y caminaban meneándose, como si nadaran. Y cada vez que pasaban muy serios por la orilla del río, los pescados les gritaban haciéndoles burla...


Virgilio Piñera (1912 - 1979)




Virgilio Piñera puede ser que no durmiera mucho, porque en todas las fotos su mirada es ojerosa e incluso parece adormilada. Quizás por esta razón escribió el siguiente micro-cuento:

En el insomnio

El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarrillo. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormir. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que enseguida tome una taza de tila y que apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir. Se vuelve a levantar. Esta vez acude al médico. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revólver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre está muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es una cosa muy persistente.


Roberto Bolaño (1953 - 2003)





Roberto Bolaño fumaba y bebía en grandes cantidades, no llevaba precisamente una vida saludable. De hecho la foto del doble Bolaño por el efecto del espejo es muy significativa, los espejos se mencionan en su obra como objetos en los que al reflejarse, absorben la identidad del individuo.

Autorretrato

Entre una punta y otra sólo veo 
mi propio rostro
que sale y entra del espejo
repetidas veces. 

Como en una película de terror
¿sabes a lo que me refiero?
Aquellas que llamábamos de terror psicológico.


Federico García Lorca 






En las primeras fotografías Federico García Lorca aparece con su piano mostrándose como un hombre terrenal, en el típico ambiente andaluz, mostrándonos como toca, como siente la música. Mientras que en las últimas parece como si quisiera extender sus brazos para volar y dejarse llevar por el viento. En cierto modo su obra ha seguido un camino análogo al de las fotografías, empezó siendo  intensa y pasional, y fue convirtiéndose poco a poco en algo más volátil e incorpórea. 

Poeta en Nueva York. Vuelta de paseo

Asesinado por el cielo,
entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.

Con el árbol de muñones que no canta
y el niño con el blanco rostro de huevo.

Con los animalitos de cabeza rota
y el agua harapienta de los pies secos.

Con todo lo que tiene cansancio sordomudo
y mariposa ahogada en el tintero.

Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
¡Asesinado por el cielo!


César Vallejo (1892 - 1938)




En estas imágenes podemos ver a César Vallejo con la mirada perdida, ausente, un tanto melancólica. Lo cierto es que el perfil de hombre solitario y triste casa a la perfección con el sentimiento que transmite su obra:

Piedra negra sobre una piedra blanca

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en Paris -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

También con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...


Rodolfo Fogwill (1941 - 2010)




Esta claro que a Fogwill no le gustaba que le sacaran fotos convencionales. 

Los Pichiciegos

Que no era así, le pareció. No amarilla, como crema; mas pegajosa que la crema. Pegajosa, pastosa. Se pega por la ropa, cruza la boca de los gabanes, pasa los borceguíes, pringa las medias. Entre los dedos, fría, se la siente después....Imaginaba la nieve blanca, liviana, bajando en línea recta hacia el suelo y apoyándose luego sobre el suelo hasta taparlo con un manto blanco de nieve. Pero esa nieve, ahí, amarilla, no caía; corría horizontal por el viento, se pegaba a las cosas, se arrastraba después por el suelo y entre los pastos para chupar el polvillo de la tierra; se hacía marrón, se volvía barro...



Bueno y hasta aquí el recorrido, no dio tiempo para más ya que al principio hubo algunos problemas técnicos. En otro post publicaré los cuadros que había en el hall del edificio donde tuvo lugar el encuentro. Os dejo con la imagen del número 34 de la revista Fábula:







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